Up! ¡manos a la obra! · Marzo 2020 · «Desde la profesión»

Pero… ¿a alguien le gusta trabajar? Menos mal que al menos nos podemos distraer pensando en lo que haremos cuando estemos fuera del trabajo.
El problema no está en lo que haremos luego, sino en cómo hemos pensado nuestro futuro en el pasado. Si imaginamos el futuro pensando en cómo construir algo mejor, ayudar a los otros, con deseo de edificar… seguro que conseguiremos muchas cosas.
Cuando el trabajo es justo y vivido con vocación, se convierte en  un reto que nos permite ser felices: ¡toda una oportunidad!
Plantea tu futuro sabiendo que trabajando también puedes amar mucho. Servir y amar trabajando.

¿Te esfuerzas por hacer bien 
tu trabajo diario?

  • ¿Vives tus obligaciones de cada día como una carga o como una oportunidad de servir y trabajar por los demás?

  • ¿En qué momentos y de qué manera está presente el Señor en tu trabajo de cada día?

  • ¿Qué es más importante: lo que haces o cómo lo haces?
  • ¿Te planteas tu futuro pensando en cómo puedes brillar tú o en cómo puedes compartir tu luz con los que te rodean?

Señor Dios nuestro, 
concede a tus hijos que llamas a servirte en medio del mundo que, encendidos de espíritu cristiano, se entreguen de tal manera a esta labor, que con ella construyan y proclamen tu Reino. 
Amén.

255. Tu vocación no consiste solo en los trabajos que tengas que hacer, aunque se expresa en ellos. Es algo más, es un camino que orientará muchos esfuerzos y muchas acciones en una dirección de servicio. Por eso, en el discernimiento de una vocación es importante ver si uno reconoce en sí mismo las capacidades necesarias para ese servicio específico a la sociedad. 
262. Es reconocer para qué estoy hecho, para qué paso por esta tierra, cuál es el proyecto del Señor para mi vida […].
¿Cuál es tu ruta? ¿Nos lo cuentas?