Nuestra vocación nos llama a hacer la propia vida un anuncio del Evangelio.
Participamos en la misión salvífica de la Iglesia por nuestra consagración, por el testimonio de nuestra vida, por las Obras a que la Iglesia nos envía:
* Educación cristiana de la infancia y juventud, con preferencia a los más necesitados.
* Cuidado y asistencia a enfermos y necesitados en residencias de ancianos y centros asistenciales.
* Acogida en Casa de Espiritualidad a todos los que buscan encontrarse con Dios a través de retiros, ejercicios espirituales, convivencias, entre otros.
* Apertura a la obra misionera de la Iglesia.
La presencia de una Comunidad franciscana, con su pobreza, su vida sencilla, su caridad universal, quiere ser un testimonio vivo de Cristo.