Up! ¡manos a la obra! · Enero 2020 · «Las 5 rutas»

Cada persona tiene un camino singular que recorrer hasta saber cuál es la vocación personal que configure su vida buscando realizar la voluntad de Dios.
Abre el abanico de las cinco rutas. No importa lo complicado que parezca el camino. Si has cuidado las tres claves (querer, servir y orar) no hay temor a equivocarte: estás bien preparado para elegir tu ruta.
Cada vocación es única y todos necesitamos de ella. No puede faltar ninguna pieza del puzzle para que quede completo.

¿Piensas que esto es para ti?

  • ¿Conoces lo que alegra o entristece tu corazón?

  • ¿Cuáles son tus fortalezas y tus debilidades? 

  • ¿Cómo puedes servir mejor y ser más útil al mundo y a la Iglesia?
  • ¿Cuál es tu lugar en esta tierra?
  • ¿Qué podrías ofrecer a la sociedad?  
  • ¿Tienes las capacidades necesarias para prestar ese servicio? 
  • ¿Podrías adquirirlas y desarrollarlas?

Oh alto y glorioso Dios!
Ilumina las tinieblas de mi corazón. 
Dame fe recta, esperanza cierta, caridad perfecta; 
sentido y conocimiento, Señor, para cumplir tu santo y veraz mandamiento. 
Amén. 

Oración de San Francisco de Asís ante el Crucifijo de San Damián. 

294. […] Más allá de lo que siente y piensa en el presente y de lo que ha hecho en el pasado, la atención se orienta hacia lo que quisiera ser. A veces esto implica que la persona no mire tanto lo que le gusta, sus deseos superficiales, sino lo que más agrada al Señor, su proyecto para la propia vida que se expresa en una inclinación del corazón, más allá de la cáscara de los gustos y sentimientos. Esta escucha es atención a la intención última, que es la que en definitiva decide la vida, […] porque existe Alguien como Jesús que entiende y valora esta intención última del corazón. Por eso Él está siempre dispuesto a ayudar a cada uno para que la reconozca, y para ello le basta que alguien le diga: «¡Señor, sálvame! ¡Ten misericordia de mí!».
¿Cuál es tu ruta? ¿Nos lo cuentas?