Objetivo para el curso 2023-24 · «con más Jesús»

Querido diario:

Justo hoy hace dos años que comencé a escribir mi diario personal. Fui abriendo mi corazón y anotando todo aquello que iba descubriendo en él. Funcionaron las metas cortas que me propuse para poder vivir cada momento…

Sabía que no era nada fácil, porque lo primero que tenía que hacer era abrirlo y experimenté, en muchas ocasiones, que abrir el corazón duele, pero ¡oye! también ha habido muchas alegrías, sueños, ilusiones cumplidas, esperanzas, amor…
Terminé el curso y fui consciente de que ese abrir el corazón no había sido perfecto, así que, qué mejor que mirar al Corazón más puro en este mundo, el de nuestra Madre, la Virgen María; por tanto, me puse ¡manos a la obra!, abrazándome y dejándome abrazar por Ella, para vivir…

¡Cuánto he disfrutado, cada mes, escuchando los secretos que María guardaba en su Corazón! Un Corazón que me ha enseñado cómo actuar ante Dios y ante la vida.
Y ahora… ¿qué? Se me presenta un curso apasionante; vivir una verdadera aventura: junto con María, adentrarme en el Corazón de Jesús, para poder vivir mi día a día…

Para ello, como me ha enseñado María, voy a estar en disposición de apertura a su Voluntad, dejando que su amor por mí ilumine toda mi vida y la llene de sentido. Quizá haya personas a mi lado que cambien porque el amor de Dios les llegue a través de mí. ¡Uau! Quizá la única palabra que escuchen de Dios sea mi propia vida. Este curso quiero que quien me vea, pueda mirar a Jesús. ¡Menuda tarea!

Dios, que es el SOL que nace de lo alto, busca nuestro corazón para llenarlo de su amor.

Sé que a veces me sentiré incapaz de hacer lo que me pida, pero María me ha enseñado que con Él todo es posible. Él conoce bien mi corazón y me ofrece el suyo para que descanse. En su amor aprenderé a amar a los demás.
Cada día, cuando rezamos, repetimos una jaculatoria que no sé bien si soy consciente de lo que quiere decir:

«Sagrado Corazón de Jesús… ¡En Vos confío!»

Es una oración sencilla, en la que confío mi vida a su Corazón, es decir, le digo que en Él me siento seguro, que con Él nada me puede faltar. Confiar en su Corazón es acoger y vivir en su amor. ¡Cuánto nos ha amado el Corazón de Jesús…! Y yo… ¿Cómo le respondo?
Señor, quiero dejarte que seas Tú quien viva en mí. Pongo toda mi vida en tu presencia, quiero darme hasta gastarme.

Quiero ser protagonista de esta historia de amor, para dar al mundo todo lo que he recibido.

María, Madre, ¡enséñame a amar a Jesús!

¿Alguna vez has pensado que tu papel en el mundo no es tan importante como el de otros? ¿Qué en la vida hay unos que son protagonistas y otros que son mochilas, el paquete que va detrás? ¡Estás equivocado?

Tú eres el apóstol que Jesús llama hoy y al que necesita en cada uno de esos lugares. Tú decides: ¿protagonista o paquete?

>> Leer la noticia en