Un día, cuando habíamos iniciado la búsqueda de información verbal y documental de lo sucedido a la madre Carlota de la Visitación, nos concedieron una cita en el archivo de la Audiencia Territorial de Barcelona. El objetivo era facilitarnos la información que se había podido conservar sobre los fallecidos en tiempo de guerra, cuyos restos habían ingresado en el Depósito judicial del Hospital Clínico de Barcelona.

Nos dirigíamos al Archivo con la esperanza de encontrar algo de nuestra hermana, y nos preguntábamos: ¿podríamos ver algo que le perteneciera y que nos sirviera de pista para encontrar su cadáver?  A la vez ¿por qué no decirlo? – íbamos con una cierta aprensión: ¿que nos mostrarían los informes sobre aquellas personas fallecidas?

En este estado, durante el camino, hicimos esta fraternal oración privada:

Mira, madre Carlota, vamos a hacer esto por la Gloria de Dios por la Congregación y por ti. Para nosotros está despertando una cierta inquietud. por favor, échanos una mano.

Después de esta fraternal petición, seguimos tranquilos el camino.

Al llegar, fuimos perfectamente atendidos. Al poco, nos encontrábamos envueltos entre papeles y más papeles judiciales. ¿Qué podríamos encontrar sobre nuestra hermana? Un cierto desaliento nos iba invadiendo, pero persistimos ¡era lo que podíamos hacer, y lo haríamos! Seguimos pasando papeles y, con ellos, pasamos toda la mañana. En un momento determinado, algo nos detuvo ¿Qué hemos visto? Retrocedimos dos o tres documentos, y allí, entre ellos, estaba la respuesta. En medio de un informe se decía que aquella difunta llevaba un anillo, en el que de manera algo borrosa se distinguían las iniciales DB. Las iniciales de Duque Belloso. ¡Allí estaba su expediente!  Se sucedieron otros estudios que confirmaron este hallazgo.

No sólo habíamos encontrado lo que buscábamos. Además, sentíamos que habíamos recibido la respuesta a nuestra oración y, por supuesto, un gran impulso a nuestra tarea de seguir buscando nuevos documentos.

Creemos que el detalle explicado nos permite profundizar en un aspecto básico de la muerte martirial de madre Carlota: su anillo, símbolo de su consagración religiosa nos muestra que su vida, -basada en su consagración bautismal- por la que es hija de Dios en Jesucristo, se intensificó con su consagración religiosa. Ella, conducida por un gran amor a su Dios y Señor, tomó su cruz de cada día, le siguió pisando sus huellas, y así, en esta fidelidad de esposa, recibió el don de su entrega martirial.