La cosa va de anillos. Pero no como el de la película que servía para controlar a los demás. Estos anillos no se parecen en nada… Sus anillos no controlan a nadie, sino que comprometen a cuidar de la otra persona.
Algunos han pensado que con el matrimonio seremos tan felices como nos haga la otra persona. Sin embargo, el objetivo es pensar en el otro para hacerle feliz. Es solo entonces cuando se vive esta vocación. Los cuidados dedicados a la única persona de tu vida desde el primer día, a pesar de las dificultades, querrás mantenerlos siempre, y permanecerán dando frutos hasta el último.
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¿Cómo ayudas en tu familia a que reine la paz y el amor?
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¿Compartes con tu familia tus problemas, preocupaciones, alegrías, logros…?
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¿Qué pedirías para tu familia?
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¿Qué persona de tu familia ha sido la que más te ha enseñado de la vida?
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¿Buscas momentos para estar con tu familia o te aislas?
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Escribe cinco propósitos para cuidar a tu familia.
260. […] «Dos cristianos que se casan han reconocido en su historia de amor la llamada del Señor, la vocación a formar de dos, hombre y mujer, una sola carne, una sola vida. Y el Sacramento del matrimonio envuelve este amor con la gracia de Dios, lo enraíza en Dios mismo. Con este don, con la certeza de esta llamada, se puede partir seguros, no se tiene miedo de nada, se puede afrontar todo, ¡juntos!»
262. […] «La familia sigue siendo el principal punto de referencia para los jóvenes. Los hijos aprecian el amor y el cuidado de los padres, dan importancia a los vínculos familiares y esperan lograr a su vez formar una familia. […]».
¿Cuál es tu ruta? ¿Nos lo cuentas?