Todo lo que pudimos hacer en el mes de octubre…

Comenzamos un nuevo curso y con ello ponemos en marcha nuestras actividades de paz y bien de nuevo. Y para empezar, organizamos nuestra habitual convivencia de lanzamiento para mostrarles nuestro estilo y nuestra alegría a los niños de quinto y sexto de primaria, a la vez que les ofrecíamos pasar a formar parte de nuestra familia de paz y bien.

Fue un día intenso, tras la jornada de colegio comimos en el patio, nos divertimos un poco bajando la comida con nuestras canciones y juegos más conocidos y después pusimos en marcha nuestro tren con una sencilla dinámica. Y ya para terminar el día, cansados y llenos de ilusiones y emociones, pasamos a la capilla a visitar al Maestro, darle gracias por el maravilloso día y charlar con Él un ratito.

Celebramos en Valladolid nuestro primer día de la fraternidad; para ello nos desplazamos hasta Becerril de Campos, un pequeño pueblecito de Palencia donde se respira paz. Nos acogen en su casa las hermanas agustinas.

Una vez allí comenzamos con un ratito para reflexionar con Jesús en silencio y luego la puesta en común de lo que reflexionamos. Un poco más tarde tuvimos junto con las hermanas de la casa de Becerril la Eucaristía celebrada por el padre Ricardo. Al mediodía las hermanas agustinas nos prepararon la comida y pudimos hablar entre nosotros mientras comíamos. Por la tarde tuvimos una oración dirigida también por el padre Ricardo, tiempo libre para andar por el pueblo y por ultimo rezamos vísperas con las hermanas y regresamos a Valladolid con fuerzas renovadas.

Para celebrar el Domund, algunos de los miembros de las distintas etapas de paz y bien nos unimos a la iniciativa de Cristianos sin Fronteras y nos decidimos a tomar un autobús hacia el cerro de los Ángeles, en Madrid. Allí nos juntamos con gente de diversas diócesis de toda España.

Por la mañana tuvimos grupos de reflexión mezclándonos con gente de diferentes lugares, y luego la eucaristía que celebramos en la basílica del cerro de los Ángeles.

Y tras comer y recargar fuerzas, disfrutamos de una fiesta al ritmo de Jesús, con canciones cristianas cantadas por el grupo de Joseto, bailando unos con otros bajo el amparo de la enorme estatua del Corazón de Jesús. Y a las seis de la tarde cogimos de nuevo el autobús, cansados pero felices, para regresar a Valladolid.