¡Estamos en Adviento! «¡Vamos a preparar el camino del Señor con más corazón»

¡Estamos en Adviento!


Querido diario

¡Vamos a preparar el camino del Señor! ¡Estamos en Adviento! ‘Tiempo fuerte’ que nos propone la Iglesia para prepararnos para la Navidad. En estos días tengo la oportunidad de anunciar a mi familia, en el colegio y a mis amigos la Buena Noticia del nacimiento de Jesús. Las grandes fiestas se preparan y este Nacimiento, que ha cambiado el curso de la Historia, no puede pasar sin más, al menos por mi parte.

Este Adviento montaré el Belén con un…

recortable

Otros años coloco las figuritas sin más, pero este año me detendré a orar y reflexionar con cada una de ellas; detrás de estas imágenes de plástico, cerámica,… hace más de dos mil años hubo personas como yo –de carne y hueso– que vivieron, la mayoría de ellos sin saberlo, aquella primera Navidad. Cada una enriquece la escena, porque cada una, llevaba adelante el sueño de Dios.

No sé si alguien ha escrito en tus páginas alguna vez que fue San Francisco de Asís quien tuvo la brillante idea de representar el misterio de la Navidad.

«Las Fuentes Franciscanas narran en detalle lo que sucedió en Greccio. Quince días antes de la Navidad, Francisco llamó a un hombre del lugar, de nombre Juan, y le pidió que lo ayudara a cumplir un deseo: «Deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno». Tan pronto como lo escuchó, ese hombre bueno y fiel fue rápidamente y preparó en el lugar señalado lo que el santo le había indicado. El 25 de diciembre, llegaron a Greccio muchos frailes de distintos lugares, como también hombres y mujeres de las granjas de la comarca, trayendo flores y antorchas para iluminar aquella noche santa. Cuando llegó Francisco, encontró el pesebre con el heno, el buey y el asno. Las personas que llegaron mostraron frente a la escena de la Navidad una alegría indescriptible, como nunca antes habían experimentado. Después el sacerdote, ante el Nacimiento, celebró solemnemente la Eucaristía, mostrando el vínculo entre la encarnación del Hijo de Dios y la Eucaristía. En aquella ocasión, en Greccio, no había figuras: el belén fue realizado y vivido por todos los presentes.

Así nace nuestra tradición: todos alrededor de la gruta y llenos de alegría, sin distancia alguna entre el acontecimiento que se cumple y cuantos participan en el misterio.

El primer biógrafo de san Francisco, Tomás de Celano, recuerda que esa noche, se añadió a la escena simple y conmovedora el don de una visión maravillosa: uno de los presentes vio acostado en el pesebre al mismo Niño Jesús. De aquel belén de la Navidad de 1223, «todos regresaron a sus casas colmados de alegría».» (cfr. AS) 

Este Adviento será diferente, mi intención es vivirlo…

Estoy preparado para empezar: ¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven a mi corazón! ¡Transfórmalo! Y no permitas que nada ni nadie me separe de Ti.

¡Feliz Adviento!

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