Solidaridad y compromiso. ¿A qué estás esperando?

Solidaridad es adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros.
Compromiso, obligación contraída. Palabra dada.

Profundizamos

La solidaridad es la virtud social de adherirse a las causas difíciles de otras personas con la intención de ayudarles. Es ponerse “en el pellejo del otro”: gente que atraviesa una situación complicada, dura, desgraciada, que afecta seriamente a su existencia. La solidaridad, por tanto, exige un cierto compromiso, una respuesta, ya que lo que les sucede a otros no nos deja indiferentes; nos mueve a volvernos hacia ellos.
Es concordia, fraternidad, compañerismo; y, ante todo, generosidad.
Uno de los rasgos de la sociedad actual es el individualismo. Oímos con frecuencia: “Ése es su problema”. Frente a esta respuesta egoísta hacemos una llamada a seguir el camino inverso: Quiero ser generoso y dedicar mi tiempo, mi esfuerzo y mi aportación a los que sufren, porque me siento en humanidad con ellos”.

El que es solidario aspira a la excelencia sin aparatosidad. Esto no es una idea, sino un ideal, un reto. Un hechizo que nos recorre por dentro y nos empuja a no pasar de largo y defender unos intereses que no son los nuestros. Es una reacción desinteresada, defender al otro, echarle una mano, mirarle a los ojos e intentar tirar de él. Dejamos de ser islas para convertirnos en un archipiélago unido.
Jesús nos invita a vivir el mandamiento del amor. Este amor se concreta en la vida de todos los días en actitudes compasivas y solidarias hacia los demás. “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros” (Jn 13, 34).

Aprendiendo de Madre Carmen

Sacrifiquémonos por nuestros prójimos, pero no olvidemos que el mejor medio para hacer el bien  es estar bien poseídas y penetradas del purísimo amor de Dios.

Madre Carmen, pensamiento 21. 

Dña. Carmen es una mujer comprometida con las personas necesitadas. Prueba de ello son los años de su vida que dedicó a dirigir las Conferencias de San Vicente de Paúl en Antequera; los ratos que empleaba en visitar y escuchar a los pobres y enfermos de la ciudad… ¡Todo le parecía poco!*
• Podría haber dedicado su tiempo a otras cosas “más importantes”.

• Podría haberse limitado a recoger información y organizar las ayudas.• Podría haber hecho oídos sordos a las voces de quienes la reclamaban.
• Podría…
Pero eligió… salir de su comodidad y tender la mano a todo el que la necesitaba.


*Amor, humildad y fortaleza, 1.ª Ed. pág. 165 · 2.ª Ed. pág. 157. En tu Corazón, pág. 47. En busca de la Sabiduría, cap. “Una larga etapa”.

¿Y tú…?

¿Eres sensible a las necesidades de los que te rodean, o pasas de ellas? ¿Qué haces para socorrerlas?
¿Puntúa tu compromiso, de 0 a 10, con tu familia, en el colegio, con “tu ciudad…”


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