…y Santa María de Paz y Bien, ¡visitó nuestra Casa!

Bien temprano, a las 6 de la mañana, una representación del colegio de San José estábamos preparados para iniciar la peregrinación con el icono de Santa María de Paz y Bien hasta Calasparra. Nos esperaban ocho horas de camino, pero se nos pasaron volando. La presencia de María nos hizo sentir más familia. El autobús se convirtió por unas horas en el hogar donde experimentamos el gozo de sabernos más que amigos: cantos, risas, bromas, plegarias…

Este 17 de octubre nos unimos espiritualmente con nuestra oración al viaje que emprendía cientos de autobuses hasta Madrid para participar en la manifestación en defensa de la vida.

Sobre las dos del mediodía llegamos a Calasparra. ¡Qué alegría ver a las hermanas y a algunos miembros de los grupos de Paz y Bien en el santuario de la Virgen de la Esperanza! ¡Qué mejor lugar para el encuentro!

Después de los saludos, nos dirigimos al corazón del mismo santuario para unirnos a María en el rezo del Angelus. ¡Qué bien se estaba allí!

Más tarde, en el espacio hermoso de la naturaleza hubo lugar para el descanso, la comida fraterna y la contemplación de la “hermana madre tierra”.

Tras descansar junto a María, nos dirigimos hacia el colegio de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Allí nos esperaban nuestros hermanos de Calasparra para el gran ENCUENTRO ¡Cuánto cariño puesto en la celebración de acogida!

Nos llamaron por nuestro nombre; a cada uno… ¡Qué hermoso es ver a los hermanos unidos! Era fácil imaginar la sonrisa de María.

Toda la acogida fue discurriendo en ambiente de alegría y de emoción.

El grupo de Mataró quería anunciar el gozo de haber estado con la Madre forma especial a lo largo de estos días y con él la maravilla de pertenecer a Paz y Bien y de sentirnos llamados por Jesús.

De nuestros hermanos de Calasparra, recibimos el cariño, la acogida, los deseos de estar con María, el sentirnos en casa.

Por la noche, después de un rato de expansión, la presencia de María nos volvió a convocar: esta vez para orar juntos con el rezo del Rosario. Desgranando las cuentas, fuimos adentrándonos en los misterios de Luz y acogiendo la invitación de María: “Haced lo que Él os diga”.

Al acabar, en muchos corazones se podía apreciar esa alegría contagiosa que brota de haber vivido un encuentro profundo.

Las hermanas de Calasparra se desbordaron en detalles con nosotros. Nos brindaron el colegio para dormir y nos proporcionaron viandas en abundancia.

El domingo 18 pudimos participar en el eucaristía de 9:00. Nada pasa por casualidad ¿verdad? En la jornada del DOMUND, María nos invitaba a acoger la Palabra de Jesús como ella y anunciar lo que allí habíamos vivido.

Como siempre ocurre en las despedidas, nos supo a poco ¡queríamos más! Pero llevábamos el corazón lleno de alegría.

Gracias, Santa María de Paz y Bien, has sido una bendición para nosotros.

Gracias porque has dado un nuevo impulso a nuestros grupos.

Gracias porque tu presencia maternal nos ha urgido a mirar y a escuchar a tu hijo Jesús.

¡Ayúdanos, en verdad, a ser gente de paz que lucha contra el mal sólo con el bien!