A veces en la historia de las personas o en la historia de las naciones un giro inesperado lo cambia todo. Sí, así de “fácil”. Sin que nadie sepa ni cuándo, ni cómo, ni por qué ha ocurrido exactamente la vida queda como bloqueada. Es el momento de elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el momento de ponerse ¡manos a la obra!
Puede parecer imposible. Puede que se rían de ti. Puede que caigas una y otra vez. Puede…
Así es: pueden ocurrir muchas cosas. Pero es la hora de ser valiente, levantarse –Up!– y asumir el reto: ¡aquí estoy! ¡Cuenta conmigo, Señor!
¿Estás dispuesto a asumir este reto?
No te pierdas el siguiente vídeo…
- La situación que vivimos, ¿puede ser un ejemplo de «algo inesperado que lo cambia todo»?
- En tu casa, con tus amigos, ¿cuál ha sido tu actitud en este tiempo?
- ¿Qué estás aprendiendo de todo esto?
- ¿Hay algo que no entiendas de esta situación que te gustaría compartir?
- ¿Eres consciente de la importancia de «levantarse» y ponerse al servicio de los demás?
237. «Jesús camina con los dos discípulos […]. Para estar en su compañía, recorre el camino con ellos. Los interroga y se dispone a una paciente escucha de su versión de los hechos para ayudarles a reconocer lo que están viviendo. Después, con afecto y energía, les anuncia la Palabra, guiándolos a interpretar a la luz de las Escrituras los acontecimientos que han vivido. Acepta la invitación a quedarse con ellos al atardecer: entra en su noche. En la escucha, su corazón se reconforta y su mente se ilumina; al partir el pan se abren sus ojos. Ellos mismos eligen emprender sin demora el camino en dirección opuesta, para volver a la comunidad y compartir la experiencia del encuentro con Jesús resucitado».
Señor, ayúdame a entender y descubrir el sueño único e irrepetible que tienes sobre mí.
Que reconozca tu obra en mi propia experiencia diaria, en los acontecimientos de la historia, en el testimonio de tantas personas que me han precedido o que me acompañan con su sabiduría y entrega.
Que conociendo mis dones y límites vaya haciendo elecciones concretas.
Ayúdame, Señor, a descubrir quién soy y, sobre todo, a descubrir y decidir quién puedo llegar a ser. Amén.