En Madre Carlota destaca, el espíritu de oración y piedad, su bondad, amabilidad y firmeza de carácter. Sobresalió en fidelidad, entrega y servicio a la Fundadora y a la Congregación.

Madre Carlota estaba dispuesta para el sacrificio.
En los momentos históricos que vivió, si le llegaba el momento del martirio, si recibía el don de Dios de entregar la vida como acto de supremo amor, no lo rehuiría, su gran amor a Jesucristo le movía a responder con un sí decidido al gran sí de Jesucristo en la Cruz.
Los hechos nos remontan a la noche del 11 de noviembre de 1936.
En medio de las persecuciones y registros de domicilios que se sucedían, el peligro para la Madre Carlota se cernía en la misma portería del inmueble en el que había encontrado refugio. Fue la portera quien la delató como religiosa y la FAI la detuvo.
Se llevaron con la Madre Carlota a una joven sirvienta que estaba acompañándola en el piso.
Es una página de su vida, que pone de manifiesto la grandeza de su caridad, su fortaleza y su decisión al afrontar la muerte.
Carlota preguntó adónde las llevaban; ellos respondieron que a la muerte. Carlota preguntó el porqué; le respondieron que «porque eran monjas». Carlota, sin arredrarse, con un gesto de gran fortaleza, dijo que, «si era así», supieran que «la monja era sólo ella», y que dejaran en libertad a la joven, que no lo era. Los milicianos accedieron e hicieron bajar del camión a la acompañante.
El camión reemprendió la marcha y llegados al lugar, les ofrecieron salvar la vida, si renunciaban a su fe. Sabemos que la madre Carlota respondió exclamando: «¡Viva, Cristo Rey!», entonces le dispararon un tiro en la sien derecha y así entregó su vida.
Los que entregaron su vida proclamarán por siempre que Cristo es Señor sobre todas las cosas. El amor, que es pura donación, les hizo libres y, más allá de la muerte corporal, les abrió el camino a la vida eterna:
«Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero»
(Ap 7, 14).
«Estoy preparada para la lucha y Dios me ayudará»
Tomado del libro «La fiel secretaria».
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«Nadie tiene un amor más grande que el que por nosotros entrega la vida.
Nadie tiene más valor que quien hace de su vida un sí al Amor».
Unas pinceladas de la vida de Madre Carlota.
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