Sinfonía de oración en clave de familia

Comenzamos delante del Señor presente en la Eucaristía, poniendo en el Corazón de María, a través del rezo del Rosario, nuestra vida consagrada.

Como hiciera Madre Carmen en ese día, renovamos nuestros votos. Escuchar la voz de todas las Hermanas en este acto de renovación de nuestra Consagración nos fortalece y nos anima a la Santidad; al deseo ardiente de ser fieles al carisma que el Señor nos regaló en Madre Carmen.

Como acción de gracias y, con el deseo de poner en manos del Señor este día lleno de bendiciones, culminamos nuestra oración con el rezo de vísperas unidas a toda la Iglesia: «Proclama mi alma la grandeza del Señor… ¡porque ha hecho maravillas!».

Y ¿cómo no? Al finalizar este momento de oración, abrimos nuestros micros para saludarnos con alegría, para abrazarnos como hermanas que se quieren desde esa ventana virtual, pero real; desde esas autopistas digitales que nos llevan al gozo de la vida de familia.

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