El día 20 de febrero, tras la apertura del 125 aniversario del Paso a la Vida Eterna de la Beata Madre Carmen del Niño Jesús, todas las Hermanas de la Congregación nos conectamos en red para unirnos en una sinfonía de oración.
Poco a poco, fueron llegando las solicitudes de conexión a la plataforma ZOOM. ¡Qué emoción encontrarnos desde tantos lugares: España, Nicaragua, República Dominicana y Uruguay.
Hoy internet posibilita estos encuentros, pero el más grande es esa sintonía del corazón.
Comenzamos delante del Señor presente en la Eucaristía, poniendo en el Corazón de María, a través del rezo del Rosario, nuestra vida consagrada.
Como hiciera Madre Carmen en ese día, renovamos nuestros votos. Escuchar la voz de todas las Hermanas en este acto de renovación de nuestra Consagración nos fortalece y nos anima a la Santidad; al deseo ardiente de ser fieles al carisma que el Señor nos regaló en Madre Carmen.
Como acción de gracias y, con el deseo de poner en manos del Señor este día lleno de bendiciones, culminamos nuestra oración con el rezo de vísperas unidas a toda la Iglesia: «Proclama mi alma la grandeza del Señor… ¡porque ha hecho maravillas!».
Y ¿cómo no? Al finalizar este momento de oración, abrimos nuestros micros para saludarnos con alegría, para abrazarnos como hermanas que se quieren desde esa ventana virtual, pero real; desde esas autopistas digitales que nos llevan al gozo de la vida de familia.
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Al finalizar este día, solo podemos decir una y otra vez con nuestra Beata Madre Carmen:
«¡Bendito sea Dios que tanto nos quiere!».
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