Sencillez. ¡No le des más vueltas!

Sencillez es cualidad de sencillo, que no ofrece dificultad, que no tiene artificio ni composición; que carece de ostentación y adornos.

Profundizamos

El valor de la sencillez nos ayuda a superar el deseo desmedido por sobresalir, sentirnos distinguidos y admirados sólo por la apariencia externa. Nuestro interior, nuestro corazón es lo que verdaderamente cuenta. Una persona sencilla gana más corazones.
Es una cualidad personal que hace suave el trato, humildes las formas de hablar, modera los deseos del tener y el poder, neutraliza la tendencia del ser humano de alardear de sí mismo. Sencillez es todo lo contrario a doblez, complicaciones, angustias sin sentido. Sencillez es transparencia, limpieza interior, espontaneidad.

Hablar de Nazaret es hablar de sencillez, de la grandeza de lo pequeño, de lo pobre y de lo humilde. Pues, para ser sencillo hay que tener alma de pobre como María: «Porque ha mirado la humillación de su esclava, me llamarán bienaventurada». 
María tuvo alma de pobre, el Señor miró su sencillez, su pequeñez y fue escogida para realizar en ella y por medio de ella cosas grandes.
El misterio de Nazaret nos invita a vivir el presente como un regalo de Dios, con confianza y con paz en el alma, convencidos de que el futuro está en las manos de Dios. Esto fue lo que hizo exclamar a María: ”Hágase en mí según tu Palabra”.

Aprendiendo de Madre Carmen

No pasa ni más ni menos de lo que Dios quiere, ¡hágase su Voluntad!
Madre Carmen, pensamiento 62. 

Madre Carmen, como todos los santos, vive anclada en la Providencia; acepta todo como venido de la mano de Dios. En este episodio de su vida, como en tantos otros, brilla la fe, y también la sencillez: le llevan una pieza de tela de hábito para 
que la bendiga.*
• Podría haberse molestado… ¡qué pretensiones!

• Podría haber respondido con una reflexión: rezar con fe, recurrir a algún bienhechor…
• Podría…
¿Qué hace? Elige… obedecer sin más, ¡ella, la Madre Fundadora!, ante la petición sencilla y confiada de la Madre Maestra. Y Dios obra el milagro.


*Amor, humildad y fortaleza, 1.ª Ed. pág. 491 · 2.ª Ed. pág. 489. En tu Corazón, pág. 103.

¿Y tú…?

¿Cómo andas de sencillez? ¿Aceptas con naturalidad no ser siempre protagonista?
¿Eres transparente, veraz? ¿Eres igual con todos?


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