¡Qué vean vuestras buenas obras…!

Curso 2009 – 2010

Comunidad de Adultos, Colegio San José. Mataró, Barcelona

No es el orgullo ni el creernos que son nuestros méritos; compartimos la experiencia para que se cumpla la PALABRA: «…Y DEN GLORIA A DIOS.»

“No es el orgullo ni el creernos que son nuestros méritos; compartimos la experiencia para que se cumpla la PALABRA:… Y DEN GLORIA A DIOS.

Nuestra Comunidad, adultos de Paz y Bien, Colegio San José, hemos vivido dos momentos muy especiales este año: Adviento, preparación para la Navidad, y Cuaresma, preparación para la Pascua.

En nuestras reuniones iba tomando fuerza la idea de salir a nuestros vecinos del barrio y de la Parroquia para compartir con ellos la riqueza del encuentro con Dios y los hermanos.

Hemos tenido tiempos de preparación: reflexión del tema; oración y tocando puertas para encontrar quien nos acogiera en su casa.

El día diecisiete de diciembre y el día veinticinco de marzo, como los apóstoles, de dos en dos, nos reuníamos en diferentes casas. Las experiencias de cada uno han sido muy enriquecedoras.

Contamos solamente dos de ellas.

Para mí ha sido un día muy especial; era la primera vez que me reunía con personas fuera del grupo de PAZ Y BIEN. Lo hacía como parte de mi compromiso de transmitir a otras personas cómo vivir la Semana Santa, con sentido cristiano, acompañando a Jesús con la oración, con el sacrificio, con la reconciliación y superar lo que la sociedad nos presenta de diversión y de descanso.

Encontré en estas personas necesidad de conversar y compartir su testimonio personal uniéndolo al de Jesús.

Me ha servido para reflexionar que de todo y todos podemos aprender unos de otros pues en el fondo sentimos la llamada a ser testigos de una misma fe, con los signos propios de nuestro tiempo y que me hacen recordar aquellos tiempos de las primeras comunidades cristianas.

Resumo: fue una experiencia que siempre voy a recordar entrañablemente y deseo que a las personas que fuimos convocadas lleven en su corazón esta experiencia con la intensidad con que yo siempre la mantendré. Me sirvió también para cerrar las dudas que tenía si sería capaz de dar realmente el testimonio cristiano que el Señor quería de mí, sólo con mi voz y mi persona

Tanto en Adviento como en en Cuaresma, hemos tenido la oportunidad de compartir con otros hermanos nuestra vivencia de fraternidad.

Mi reunión fue en casa de María Olivencia (miembro de la fraternidad); y nos reunimos quince personas: vecinas, amigas, conocidas quienes respondieron a la llamada del Señor, ansiosas de adentrarse en ese CORAZÓN DE JESÚS traspasado por nuestros pecados pero LLENO DE AMOR, QUE LE LLEVÓ HASTA LA CRUZ.

Las personas allí reunidas, algunas con una fe un tanto apagada, dormida y que al final de la reunión se sintieron llenas de paz y alegría, se sintieron parte DE LA FAMILIA DE PAZ Y BIEN. El ambiente era tan fraterno que la reunión se alargó unas dos horas; el ambiente era de paz, de alegría. Se reflexionaron los textos alusivos a la Semana Santa y Resurrección; sentí que les llegó al corazón; descubrí que la gente tiene hambre de Dios; que necesitan compartir, ser escuchadas. Esto es tan compensador que os invito a que también vosotros podáis compartir lo que JESÚS NOS DA, porque todo lo que el corazón siente y nuestros labios son capaces de pronunciar es obra del SEÑOR

Que Él sea nuestro FARO que ilumine nuestro caminar, que seamos fraternidades donde nos dejemos la piel LUCHANDO CONTRA EL MAL SOLO CON EL BIEN.

Queridos hermanos en el Señor, MERECE LA PENA… Solo hace falta QUE NOS ARRIESGUEMOS.

Que el SEÑOR nos bendiga. BENDITO SEA UNA Y MIL VECES

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