Nos necesitamos. Es tan sencillo como eso. Solos no podemos salir adelante. En los momentos de alegría hace falta alguien con quien compartirla. Y en los de tristeza, alguien para acompañar la desazón. Gente con quien poder reírse y sentirse en paz. En quienes confiar y a quienes poder acudir sin necesidad de inventar excusas. Para esto, entre otros, están los amigos.
Soy quien soy por quienes han marcado mi historia desde que era pequeño. Hoy soy quien soy por quienes comparto ahora el día a día. Ellos me hacen ser la persona que soy, única, distinta, original, con mis sueños y mis luchas, mis deseos y mis desilusiones, mis buenos y malos humores. A quién encontraré en el camino más adelante no lo sé. Pero estoy preparado para compartir más historias, más nombres, que me ayuden a cumplir el sueño de Dios sobre mí.
Amigo, nos encontramos en el camino. El trecho en que coincidamos vamos a recorrerlo… caminando conmáscorazón.
- Al caminar, ¿caigo en la cuenta de las personas que Dios ha puesto en mi camino?
- Al caminar, ¿soy consciente de que otros me necesitan en su camino?
- Caminar…, ¿podría hacerlo con más corazón? ¿Cómo?
Señor.
Tú estás delante de mí para guiarme.
Tú estás detrás de mí para protegerme.
Tú estás encima de mí para bendecirme.
Tú estás debajo de mí para sostenerme.
Tú estás a mi lado para acompañarme.
Tú estás dentro de mí para darme vida.
Señor, que en todas partes te encuentre.
Que en todas partes te ame.
Que en todas partes te sirva.
Amén.