Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja

En las cosas pequeñas de nuestro día a día, es fácil confrontar nuestra vida con el Evangelio. 

Concretamente, hace poco teníamos que trasladar un armario. No fue sencilla la operación, pues tenía que entrar por un pasillo estrecho. 

En medio de las risas, de estas pequeñas acciones que tejen nuestra vida de familia, a alguien se le ocurrió:

Oye, ¿esto no es una versión actualizada de la palabras de Jesús?.

¿Cuáles?, preguntaron:

«¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!”. Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió: “Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios”. (Mc 10,23-25)

Y aquí viene la reflexión que compartimos.

Como el joven rico, experimentamos el deseo de seguir más y mejor a Jesús. Nos sentimos atraídas por el amor de su mirada.

Nosotras queremos responder con radicalidad a su llamada, dejándolo todo, pero cuántas veces se nos pega en el camino esa tierrecilla que nos impide seguir sus huellas en total desprendimiento y libertad. 

 A nosotras nos ayudan a buscar la verdadera riqueza que es Cristo. ¿Y tú? ¿Te atreves a dejarte interpelar por su mirada?

¡Para Dios todo es posible!