En todos los colegios de Madre Carmen vivimos el mes de diciembre con más Jesús

«Dios es padre y madre». La ternura es la virtud propia de las madres, al mismo tiempo que «son el antídoto más fuerte contra el egoísmo». Dios nos ama gratuitamente, y nosotros nos dejamos amar: esta es la gracia de Dios.

La gracia de Dios se traduce en cercanía, en ternura.

Si tú, en tu relación con el Señor no sientes que Él te ama con ternura, aún te falta algo: aún no has comprendido qué es esta cercanía.

Nuestro mundo necesita «una revolución de la ternura». Nos hace bien mirarnos en la ternura y el amor del Corazón del Señor, como verdaderos protagonistas de su entrega en la Cruz. Nos ayuda dejarle entrar en nosotros para contagiarnos de sus gestos humanos y de su felicidad. Solo Él, desde su Corazón rebosante de ternura, nos transformará en auténticos continuadores de su misión en el mundo.

Bendita sea tu pureza

Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.

A Ti, celestial Princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.

Corazón de Jesús, ternura de Dios: necesito que vivas siempre en mí. Que tu amor y tu misericordia me ayuden a ser un protagonista auténtico de la revolución de la ternura que tanto necesitamos hoy. Contágiame de Ti.

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