Día 6 · Novena a la Inmaculada Concepción · En camino con María

Puedes descargar desde aquí el archivo pdf con el día 6 de la novena o rezarla desde el blog. 

Oración: Bendita sea tu pureza…

Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.
A Ti celestial Princesa, Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco, en este día, alma vida y corazón.
Mírame con compasión, no me dejes,
Madre mía. Amén.

Él les dijo: «¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?». Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.

Lc 24, 26-27
Y fue en ese momento cuando el que siempre había estado en su camino, el que salió a su encuentro, pronunció las primeras palabras. Palabras que podrían plantear más dudas en los dos caminantes. Pero palabras que les hizo reaccionar; que les hizo levantar la mirada. Volver a mirar al frente, recordando lo valioso de lo que habían vivido durante esos años y el porqué de todo ello. Las dudas seguían… pero de otra manera.

Amigo: seguro que has experimentado, en muchas ocasiones, cómo las palabras de algún amigo o familiar o un acontecimiento que has vivido te han hecho reaccionar. No es que te hayan dado soluciones, pero sí te han dado luz para comenzar a mirar las cosas de otra manera, con más esperanza.

María te invita hoy a que reacciones, a que levantes la mirada, a que te dejes mirar. María quiere decirte que Ella ante la Cruz, en el dolor, siempre vio esperanza. Ahora te pide que le escuches, porque Él te escucha siempre. Lo que tenga que venir, vendrá, pero ahora escúchale. Escucha su Palabra.

 

Pisa fuerte y deja huella

Ahora, te invito a un momento de silencio,
a que reces la oración de la Inmaculada Joven,
y un Ave María.

Oración: La Inmaculada Joven

María Inmaculada,
Madre joven y 
Madre de la juventud.

Acoge las oraciones de 
todos los jóvenes que 
nos ponemos ante Ti.

Acoge nuestras dudas, 
acoge nuestras dificultades,
acoge nuestra fe.

Somos la esperanza en el presente de la Iglesia,
somos el rostro que tiene que hacer visible
la misericordia de Dios en nuestro mundo.

Si Tú nos acompañas, 
no caminaremos nunca solos.
Gracias, Madre.

Amén

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Textos de Raúl Tinajero