Convivencia Amanecer I y II en Santo Domingo

13 mayo 2012 Colegio Serafín de Asís. Santo Domingo, República Dominicana.
¡Cuántas maravillas¡¡Cuántas gracias tenemos que dar a nuestro Dios
cada día! Realmente es eterna su misericordia, no sólo nos hace hijos suyos por las aguas bautismales, sino que nos envía su Espíritu…

¡Cuántas maravillas¡ ¡Cuántas gracias tenemos que dar a nuestro Dios
cada día!
Realmente es eterna su misericordia, no sólo nos hace
hijos suyos por las aguas bautismales, sino que nos envía su Espíritu
para que nos conforte y nos diga cómo tenemos que amar más a Jesús; y
que este amor redunde en: alegría, entrega, cercanía… al prójimo.

Este domingo, 13 de mayo, día especialísimo, en el que recordamos,
como Iglesia Católica, las apariciones de Nuestra Señora de Fátima a
los tres pastorcitos; los grupos de Paz y Bien, Amanecer I y II del
Colegio Serafín de Asís, realizamos nuestra convivencia de fin de
curso con el Lema “Un nuevo Pentecostés”.

Fue una jornada muy intensa donde se manifestó grandemente la acción
del Espíritu en cada uno.
Dimos inicio con la Animación y Presentación
de los dos grupos; y como la sierva en busca de corrientes de agua
fresca nos sumergimos en una hermosa oración que abrió el día y
despertó el corazón para el encuentro con Aquel que tanto nos ha
amado; de inmediato y sin perder tiempo fuimos convocados al salón
para la primera reflexión sobre el Espíritu Santo como miembro de la
comunidad trinitaria; para aterrizar un poquito el tema y hacerlo más
digerible, el grupo de Amanecer II realizó una representación que
recogió todos los elementos del tema y los hizo más aplicables. No
puede faltar un tiempo de descanso y compartir merienda, así como la
experiencia vivida en la primera fase de la convivencia; nos
incorporamos nuevamente a la jornada con un segundo tema: «Nuestro
Pentecostés y la vivencia de los dones al servicio de la comunidad».
Trabajamos en grupos para hacerlo más ameno y extraer el néctar de todo lo comunicado por el Espíritu a sus hijitos más
pequeños.

Cerramos la jornada en la capilla dando gracias al Señor por su
Espíritu derramado
en nuestra comunidad de fe y pidiendo a la vez la
gracia y disposición necesaria para poner nuestros dones al servicio
de los más desposeídos.

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