BEATIFICACIÓN DIECISÉIS MÁRTIRES

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Beatificación Dieciséis Mártires

En el bello y catequético marco de la Basílica de la Sagrada Familia fueron proclamados beatos dieciséis mártires, fieles testigos del Señor.  De la Congregación de San Pedro ad Vincula, nueve religiosos: Teodoro Higuera del Olmo (Cirilo), sacerdote, y los hermanos Joaquín Gómez Peña (Jacinto), Máximo Franco Ruiz (José), Joaquín José Puente González (Joaquín), Bernardo Puente González (Emilio), Estanislao de Kostka Tajadura Marcos (Ismael), Angel de la Iglesia Ocina (Ángel), Ricardo Guerra Vallaizán (Albino), Acacio María Calleja Santamaría (Acacio).  Los tres laicos eran Gregorio Díez Blanco, Camila Díez Blanco y Eliseo Moradillo García, que habían acogido y ayudado a los religiosos.  De la Congregación de las Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor, la religiosas Andrea Solans Ballester (Ramona), María Auxilio Noguera Manubens (Josefa) y Patrocinio Vilanova Alsina (María). De la congregación de Hermana Franciscanas de los Sagrados Corazones, la religiosa Carlota de la Visitación Duque Belloso (Baudelia). Eran los mismos dieciséis Siervos de Dios de los que se había iniciado la causa diocesana aquel veinticinco de enero de 2007 y juntos fueron beatificados el 10 de noviembre de 2018.

¿Quién nos separará del amor de Cristo? (Rom 8,35)

Esta es la pregunta que se hace el Apóstol en su carta a los cristianos de Roma. Tenía entonces delante de sus ojos los sufrimientos y las persecuciones de la primera generación de discípulos, testigos de Cristo.

San Pablo se apresura a dar una respuesta cierta a esta pregunta: nada «podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor»

Con estas palabras, el cardenal Giovanni Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos comenzó la homilía en la misa de beatificación de los dieciséis mártires, entre los que se encuentra nuestra querida Madre Carlota de la Visitación.

Los que tuvimos la dicha de vivir este gran acontecimiento, pudimos celebrar en familia la glorificación de hermanos nuestros, de carne y hueso, que fueron capaces de hacer de su vida un “sí al Amor”.

Esta celebración fue, por una parte, el colofón de un tiempo de gracia y de intensa preparación y, por otra, el impulso para poder seguir corriendo en esta carrera con los ojos fijos en Cristo, firmes en la fe.

Fueron tres los momentos principales en los que experimentamos ese paso de Dios en esta historia de amor y de fidelidad.

VIGILIA DE ORACIÓN

Los muros de la basílica gótica de Santa María del Mar fueron testigos, en la vigilia de oración, de los testimonios de personas que tuvieron la suerte de conocer o convivir con nuestros mártires. Queremos destacar la experiencia de Sor Cecilia Martí Escalé, Franciscana de los Sagrados Corazones, que con 8 años pudo conocer a Madre Carlota: su amor al Señor, su entrega, su bondad, su gracia, su fidelidad, su amistad, ya que sus padres la acogieron en su casa durante algún tiempo.

A los  pies de Jesús Eucaristía y llevando sobre nosotros la cruz portadora de las palabras de Jesús “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen” que  los mártires hicieron vida, pedimos al Señor que nos diera la fuerza en nuestro caminar diario.

MISA DE BEATIFICACIÓN
Entre la luz, el color, en los muros que soñó Gaudí, el nuestro se hizo realidad. Por fin llegó el día de vivir esa gran liturgia en la que el cielo y la tierra se unían para celebrar el amor del Señor manifestado en la fragilidad y en la docilidad de sus siervos que sigue viva en la vida de tantos cristianos del mundo entero que hoy son perseguidos.

Como indicó Mons. Becciu, la beatificación de hoy es una nueva etapa para la Iglesia en Barcelona, para las familias religiosas y para las parroquias a las que pertenecían los nuevos Beatos. Es para todos vosotros un motivo de profunda alegría saber que están junto a Dios aquellos que formaban parte de vuestras comunidades, poder admirar la fe y la valentía de estos hermanos y hermanas. Pero estos mártires nos invitan además a pensar en la multitud de creyentes que en el mundo también hoy sufren persecución, a escondidas, de modo lacerante, porque lleva consigo la falta de libertad religiosa, la imposibilidad de defenderse, la reclusión, la muerte civil: la prueba que soportan tiene puntos en común con la que pasaron nuestros nuevos Beatos.

MISA DE ACCIÓN DE GRACIAS

Como colofón a un fin de semana tan intensamente vivido, nos desplazamos hasta el corazón de la iglesia de Barcelona, su Catedral. Allí participamos en la Eucaristía de acción de gracias, presidida por el cardenal Juan José Omella que nos exhortó con palabras llenas de esperanza y de alegría a mirar a estos nuevos Beatos para descubrir que todos estamos llamados a la santidad.

Al finalizar la misa, se trasladaron los restos de los mártires a la capilla que hay dedicada a este fin en el claustro de la catedral. Este lugar es para nosotros testimonio de que como reza el himno.

“Nadie tiene amor más grande

Que el por los otros entrega la vida

Nadie tiene más valor

Que quien hace de su vida un sí al amor.”