«A ritmo de Tu Palabra». Esta semana recordamos y reflexionamos el Evangelio del XXXII Domingo del Tiempo Ordinario (A)

Del Evangelio según San Mateo (Mt 25, 1-13)

Nuestra existencia, Jesús, es recorrida por una espera porque cada uno de nosotros tiene una cita decisiva y no conoce ni el día ni la hora. Por eso nuestras lámparas deben permanecer encendidas: para no llegar sin preparación a aquel encuentro del que depende nuestra suerte eterna.

Nuestra existencia, Jesús, exige que tengamos los ojos bien abiertos porque son muchos los encuentros que nos reserves para sostenernos a lo largo del camino. Amén.

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